Esto no pudo haber pasado, no puede ser verdad. Estar ganando por dos goles y con dos jugadores más y empatar, que es igual a perder por goleada, es una humillación, no quiero exagerar con las pulsaciones tan arriba y el corazón tan caliente, pero tal vez estemos asistiendo a la peor humillación de la historia. Ni lo de Peñarol fue tan grave. Pienso y no puedo encontrar una explicación futbolística a la tragedia. ¡Con dos más! ¡Dos goles de ventaja! ¡Toda la cancha a favor!
No sé, no sirvo para explicarlo, no se me ocurre algo tan importante o tan sustancial o genial como que sea decente. River no sabe jugar al fútbol, porque había que tener la pelota, hacerla circular, que ellos corrieran... ¡Pero la tenían ellos! ¿Por qué ese desconcepto? Hay detalles: Villagra deja pasar una pelota que va al área para que no sea córner... ¿Por qué es tan terrible el córner? Porque jugamos a eso, a tirarla al área, porque nos olvidamos de lo más importante que es la pelota, manejarla como D'Alessandro, más allá de muchas puteadas de River. Detalles: por qué 2-0 arriba sale Augusto y entra Rosales y no Ponzio u Ortega, para tener la pelota. Por qué conduce Alexis Sánchez cuando la inteligencia no es su virtud...
Hemos vuelto a quedar en la historia, trágicamente. Como Peñarol, como los penales con Boca, aunque quedó el consuelo de haber ganado ese partido. Creo que esto es peor porque estaba resuelto, ganado, porque de qué sirve la paternidad si ellos dan vuelta este partido, si se van festejando porque tuvieron la valentía y la inteligencia que nos faltaron a nosotros.
Este incendio, este volcán que llenará de cenizas por mucho tiempo el Monumental traerá consecuencias. Pero no me gusta pegarle una piña al muerto en el cajón. Prefiero aplaudir a San Lorenzo por haber conseguido el milagro, felicitarlo, decirle que lo envidio por su alegría. Que Ramón tiene suerte, sí, pero también sabe. La irresponsabilidad de Bottinelli había terminado el partido: codazo, roja, penal, gol de Abreu, 2-0... Lo de después queda en la historia del fútbol: un equipo bien parado puede hacer que no se note la diferencia numérica si el de enfrente juega mal. Después lo sobrenatural, lo inexplicable. Está visto que hay que resignarse: hoy por hoy, Dios es enemigo de River.
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